Los beneficios de la protección social son esenciales para brindar apoyo y asistencia a las personas y familias que enfrentan circunstancias difíciles. Estos beneficios tienen como objetivo garantizar un nivel mínimo de vida, prevenir la pobreza y promover la inclusión social.
Los sistemas de protección social pueden incluir una gama de programas tales como:
Seguros de salud, prestaciones por desempleo, planes de pensiones, asignaciones por hijos a cargo, prestaciones por discapacidad, entre otros.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), aproximadamente el 45% de la población mundial está cubierta por al menos un beneficio de protección social.
Este número ha venido en crecimiento durante la última década, (no a la velocidad que se requiere). A medida que mas países reconocen su importancia e implementan políticas para ampliar su cobertura.
Sin embargo, el nivel de cobertura varía significativamente entre países y regiones. En los países de ingresos bajos, solo alrededor del 15% de la población está cubierta por la protección social, mientras que en los países de ingresos altos, la cobertura en promedio es de alrededor del 84%.
Además, la cobertura suele ser desigual dentro de los países, y los grupos vulnerables como las mujeres, los niños y las personas con discapacidad, tienen menos probabilidades de recibir beneficios de protección social.
La pandemia de COVID-19 ahondó la importancia de la protección social para apoyar a las personas y las comunidades en tiempos de crisis.
Muchos países implementan medidas de protección social de emergencia para brindar ayuda inmediata a los más afectados por situaciones emergentes. Sin embargo, estas medidas suelen ser temporales e insuficientes, y existe la necesidad de fortalecer y ampliar los sistemas a largo plazo.
Los gobiernos, la sociedad civil y las organizaciones internacionales deben trabajar juntos para desarrollar e implementar políticas de protección social efectivas que sean inclusivas, equitativas y sostenibles.
